Hay
días así.
Ayer fuimos a ver un flete a un lugar pinchurriento de la ciudad de puebla. Me metí como Pedro por mi casa a una especie de pseudo vecindad para preguntar por el viajecito (200 pesos, estaba más barato en el periódico)...
-Si joven, se lo dejo en 200 pesos
-(pensando... mejor lo pido en el anuncio de periódico)... Muy bien sr... yo me paso desp AAAAHHHHHHHHHRGH!!!!!!
Y un pinche perro salio disparado. Yo pensé que no me había atravesado el pantalón, pero ya en la casa me fije que no solo se conformo arruinando un buen pantaloón, me había dejado 4 hermosas marcas. Ahora me tengo que ir a poner una vacuna contra el tétanos (en el imss no hay, gracias...) y tuve que regresar a ver si el perro estaba vacunado (si lo estaba). De todos modos voy a regresar la próxima semana. Si el perro sigue vivo, es que no tiene rabia. Si esta muerto... bueno. No pensemos en eso.
Y en la noche descubro que no encuentro mi iPod. En alguna parte de la mudanza rápida a mi nuevo depa, desapareció. Cuando estábamos metiendo la base de mi cama, me voltee para descubrir a mi papa con todas mis cosas en sus manos.
y pense... "pero el morral yo lo había dejado abierto..."
Pero mi papa tenia el morral cerrado, así que no me preocupe. Una mirada rápida y me pareció que todo estaba ahí. Me equivoque. Ya buscamos el ipod en todos lados. Así que hoy a estas horas o es un pedazo de chatarra bajo las llantas de un carro, o es el regalo de reyes más inesperado.
Los dejo con la frase de mi apa..."Si, se me cayeron las cosas. pero estoy seguro que recogí todo y no se cayó nada.Seguro." Mi hermano y yo nos miramos en silencio, y yo me despedi de un excelente gadgetcito que me costo 6 mil pesos.
Supongo que hay una moraleja a todo esto, pero no ando de ganas de buscarla.