7.10.2008

La fabrica

"La fabrica"
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Imagine que era un reportero vagando por las calles de Puebla, y que empezaba a encontrar un patron: Un gato muerto cada dos cuadras. Aparente muerte natural, las criaturas yacian en cualquier posicion sobre la calle. Siguiendolas, llegue a una fabrica cercada. Como era yo reportero, podia ir a el municipio y obtener registros de la compañia en cuestion: Estaba abandonada desde hace años, ningun dueño.

Fumando, espere recargado frente a una pared. Un gato dio vuelta en la esquina contraria, y se dirigio lenta y seguramente a la fabrica. Recorrio la reja un par de veces, antes de decidirse a saltar dentro por un extremo. Paso un rato y observando que no salia, circule alrededor del edificio, y al dar la vuelta por completo, observe al gato, un siames marron, que ya iba alejandose un par de calles mas alla. Me puse a seguirlo. El gato parecia poseido, siguiendo un camino recto, deteniendose apenas. A las diez calles, se tumbo como se tumba un animal cansado y ya no se movió. Tarde un rato observadolo antes de acercarme, y encontrar que no respiraba. Era ya tarde, pero el sol naranja todavia asaba mis ojos. Levante la vista y vi, que en la otra esquina, habia un perro muerto. Cruze la calle y empeze a caminar de regreso. Conte cinco cadaveres caninos, que me regresaron al punto de origen del gato.

El edificio estaba considerablemente cercado, no encontre una agujero para hechar un vistazo o colarme. Ademas no me apetecia ser acusado de allanamiento de morada, porque adentro, seguro habria alguien. Imagine a un loco artesano, el cual recibia perros por la izquierda, y montaba cadaveres animados a su derecha. Recorri el derredor una par de veces sin exito de entrada, o más informacion, cuando un perro negro y elegante cruzo la calle, encontro un hoyo debajo de la pared y entro. Ya era noche, sin estrellas o luna, el edificio era una masa oscura y macabra. Me fui a dormir.
Mi editor no querria saber de perros y gatos muertos, de una fabrica de muerte animal. Igual y hasta le encontraba puntos positivos, con tanto can rondando y escarbando la basura por ahi.

Soñe que era un animal de cuatro patas, que daba la vuelta a una pared muy blanca, y encontraba un palacio dorado y brillante, con las puertas abiertas de par en par. Me desperte bastante molesto. ¿Que hacia que los perros se acercaran? No recorde ningun olor, ningun sonido. Imagine que debia haber algo adentro que recordara alimento, o algo similar. Los animales se debian enterar desde muy lejos, a juzgar por el numero de victimas que habia encontrado hasta ese entonces. 56.

El cuarto donde vivo es muy silencioso durante el dia, cuando los demas inquilinos del edificio salen a trabajar. Una ventana tiene una linea de vision que abarca varias calles colina abajo, hasta enfocar Los Fuertes, un par de kilometros mas alla. Me sente en un escritorio pegado a dicha ventana, a pensar en los hechos. El dia era triste y gris, de esos que no se deciden a llover y de vez en cuando escupen unas cuantas gotas. No se cuanto tiempo llevaba ahi, sentado y con la mirada en el vacio imaginandome al artesano, un hombre vestido de overol, la ropa manchada de sudor... un hombre casi viejo, tez palida y amarilla, cubierta de arrugas, ojos claros y mirada obtusa, como un robot. Max se acerco y lamio mi mano. Dejo su hocico sobre mi rodilla y me miro con esos ojos: "¿Que pasa?". Tome su correa y juntos nos encaminamos a la fabrica.

Max es un basset muy lento, generalmente se entretiene en la primera cuadra donde disminuyo el paso. Esta vez lo hice caminar mucho más. Unas 5 cuadras antes de llegar a nuestro objetivo, algo cambio. Levanto la cabeza y empezo a guiarme, aunque supe a donde ibamos. LLegando al edificio, empezo a buscar por donde entrar y encontro un hueco en la reja, cubierto por un arbusto muerto. Lo cargue y regrese a casa. Esa noche soñe que Max entraba por una puertita para perros, que no existia, y se acercaba a la cama donde estaba sentado. Apoyaba su hocico en mi mano, y se me quedaba mirando, sus ijos avidriandose hasta mostrar mi reflejo. Poco despues, sus parpados comenzaban a cerrarse. Desperte poco antes de las 6, y Max seguia en su tapete, moviendo un poco la pata delantera, completamente dormido.

Suspire, luego abri una cajita donde acostumbro ir guardando el cambio y saque un buen bonche de monedas. Desayune una zanahoria y navegue por internet en lo que pasaba el tiempo y daban las 9. Viaje al centro en busca de una ferreteria, donde compre guantes de plastico y una cajita llena de bolsas negras para basura. Empeze a enfilarme a la fabrica de Gatos Muertos, y encime tres bolsas una dentro de otra. Encontre un gato casi a los cinco minutos de empezar el viaje. Su cuerpo estaba tieso, y el pelaje duro y humedo. Llevaba tres cadaveres cuando cai en la cuenta que no conocia ningun veterinario. De regreso en mi cuarto, Max le dedico un par de respetuosas olfateadas. Veterinarios baratos: encontre un anuncio poco llamativo en la seccion amarilla, a dos cuadras de mi casa, uno de esos locales que tu cerebro esconde por intrascendente.

Los 3 gatos sobre la plancha de metal parecen parte de una fotografia macabra, sus cuerpos separados por distancias aparentemente identicas, recostados a lo ancho de la mesa. El veterinario examina una a uno y suelta una perorata acerca de la maldad de los vecinos. Examina mi cara en busca de emociones, pero los gatos no me revuelven el estomago. Mi asesor medico es un hombre gordo y grasos, y sus dedotes enguantados abren las pequeñas fauces y examinan los ojos. Suspira al no encontrar rastros de veneno; me explica algo acerca de lenguas hinchadas, venillas de ojos reventadas. Luego toma un bisturi, y limpiamente secciona el estomago de los gatos. Los cuerpos crujen al ser examinados, pequeños pedazos de sangre seca saltan sobre y fuera de la mesa. Su cabeza se alza un poco. Nada.

De forma sorprendentemente suave, sus manos acarician articulaciones, patas, lomo, cola. Parece desesperarse; me pide que vuelva mañana. Esa noche, 3 gatos se suben a mi cama y lamen mi cara, se acurrucan cerca de mi cuello. Despierto angustiado.

El veterinario se revuelve un poco, esta tan gordo que choca un par de veces cotra los anaqueles al rodearlos, sus manos se retruercen, cuando me explica que cada diminuto craneo tiene un diminuto agujero en su base, que eventualmente atraveso el cerebelo felino. Una especie de ejecucion sin dolor, generalmente encontrada en paises de primer mundo. Un vecino no pudo hacerlo, y me pregunta donde encontre esos gatos, con uan expresion un tanto horrorizada. No le cuento nada. O mas bien, le digo donde los encontre, pero no que me llevo ahi, ni mis motivaciones. Pobre, lo dejo igual. No se decide a cobrarme, y por mi, mejor. Paso por el ayuntamiento a buscar hogares de animales, o algun establecimiento de eutanasia animal que se acerque remotamente a lo que esta pasando, pero no encuentro nada. Como sea, tenia que asegurarme. Regreso a cambiarme: ropa comoda y facilmente lavable, tomo mi camara y parto.

La fabrica es un edificio viejo, con dos columasn sobresaliendo de un edificio cuadrado y cafe, despintado y corroido en las orillas, cercado por 4 gruesas paredes y con un par de entradas enrejadas. Soy mas bien poco agil y saltar vallas de mas de dos metros, como un gato, no se me da, asi que busco el agujero por donde vi entrar al perro negro.

//Serg

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